Crónica de Carmenza Reyes Becerra.
Tunja, 25 de julio de 2020.(UACP). A la madrugada, o como dicen ellos: "Despuntando el día", comenzó el ruido producido por furgones y camiones encargados de transportar a Bogotá 7.000 mercados cuidadosamente empacados en hermosos canastos tejidos por las laboriosas manos de nuestros campesinos.
En cada canasto, los funcionarios de la Secretaria de Agricultura, que durante varios días trabajaron incansablemente, empacaron 25 productos cultivados o elaborados en las diferentes provincias del departamento
Al llegar, se entregaron puerta a puerta a boyacenses radicados en la capital, a bogotanos de pura cepa, pero también a colombianos provenientes de otras regiones que han migrado a la capital, que con anticipación hicieron sus pedidos. Productos de primera calidad que nacen en las entrañas de la bella tierra boyacense. Comenzaba así la gran Mercatón campesina, estrategia que nació como una i
niciativa que busca generar una posibilidad, una alternativa real de mercados justos para los campesinos boyacenses.
Por eso, los boyacenses en Bogotá recordaron como nunca el terruño, que por diversas circunstancias abandonaron, y entonces degustaron los productos insignes, como: La papa de Toca, la cebolla de Aquitania, el tomate de Ricaurte y Lengupá, el durazno de Tipacoque, los bocadillos de Moniquirá, las almojábanas de Paipa, pero la alegría fue inmensa cuando observaron entre aquellos hermosos canastos, productos de exportación,
como: arándanos, aguacate Hass, café, y el chocolate que producen tres asociaciones de campesinos de la provincia de occidente que hace algunos años estaban inmersos en la guerra verde que se libró en aquella región, pero que algún día entendieron que ese no era el camino; se asociaron y ahora producen, comercializan y exportan chocolate.
Al término de la jornada, según reporte del mandatario departamental, Ramiro Barragán Adame, se apoyaron a 44 asociaciones de productores de 45 municipios del departamento, a 1.200 productores, y se comercializaron 25 productos, que llegaron directamente del campo boyacense a los hogares bogotanos. Se pretende, entonces, eliminar la intermediación que tanto afecta a los campesinos.
Ese mecanismo tradicional de encarecer las cosas para beneficiar al intermediario, deja de existir con esta forma de reinventarse el campesinado boyacense. La integración directa, sin mercachifles, entre el campesino productor y el consumidor final, provoca una sacudida en los mercados, digna de imitar. Se disminuyen los costos, se aseguran las ventas e incentiva la producción sostenible y el consumo saludable. (Fin-Carmenza Reyes Becerra-UACP).
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Gobernación de Boyacá.